Vale, lo que tienes aquí no es solo una casa: es un parque de atracciones para quien sueña con espacio, aire limpio y domingos eternos entre piscina, barbacoa y vistas de postal a la montaña saludándote desde tu ventana.
No es un cuadro colgado, es la vista real desde tu salón comedor con chimenea y desde ese porche de 25 m² que invita a desayunos largos y cenas aún más largas.
Una casa amplia, luminosa, de esas que respiran vida: 4 habitaciones para que la familia crezca o para montar tu propio despacho y gimnasio sin robarle sitio a nadie, baño reformado con ducha. Cocina equipada con salida directa a la terraza con barbacoa (sí, los chuletones ya tienen escenario).
El jardín, plano y enorme, con piscina azul brillante, es un grito de verano perpetuo. Y cuando refresca, tienes calefacción de gasoil y aire acondicionado para domar el clima a tu antojo.
Garaje, lavadero, aseo, puertas blancas, suelo de gres… detalles prácticos que hacen cómoda la vida sin que tengas que pensar demasiado en ellos.
En resumen: espacio, luz, montaña, piscina y barbacoa. ¿Qué más se le puede pedir a una casa? Solo que no tardes en visitarla.