Vivir en el centro de La Llagosta significa despertar con la vida del pueblo a tus pies, y al mismo tiempo disfrutar de la calma de un espacio propio. Al subir a esta tercera planta con ascensor, lo primero que sorprende es la claridad: los rayos del sol se cuelan desde el balcón y recorren un salón de 21 m² donde encuentras tu sitio natural.
Con un total de 83 m²(Cons) se distribuye en tres habitaciones que ofrecen distintas posibilidades: un rincón para soñar, otro para trabajar, otro para invitar. Dos baños, facilitan la rutina diaria sin prisas ni turnos de espera. Y esos pequeños detalles que hacen la vida más sencilla —ascensor, calefacción en invierno, aire fresco en verano— ya están pensados para ti.
Al caer la tarde, la orientación oeste regala un cielo anaranjado desde el balcón, mientras abajo el jardín comunitario se convierte en punto de encuentro vecinal. Un lugar donde todo fluye con naturalidad.
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